Entrevista con Nicolás Brezmes, cofrade y cadena de La Escalera.
Entrevista extraída del documental Personajes de Pasión. Semana Santa de Medina de Rioseco, del cual Nicolás Brezmes es protagonista en el capítulo de El Cadena
NICOLÁS BREZMES / COFRAFE Y CADENA DE LA ESCALERA
«Lo más importante en la Semana Santa es tener ilusión y Fe por tu Paso»
NICOLÁS BREZMES, 16 VECES CADENA DE LA ESCALERA, PIENSA QUE LAS CUALIDADES BÁSICAS PARA OCUPAR ESTE PUESTO SON “LA CONFIANZA Y EL RESPETO”
«Colasete» en dos fotografías con medio siglo de diferencia. En las dos a la cadena; él solo hace unos cincuenta años y acompañado de su hijo y tres de sus nietos en una imagen reciente |
Hablar de Nicolás Brezmes en la hermandad del Descendimiento es hablar de una auténtica institución. Una autoridad moral y ética ganada a pulso durante más de medio siglo perteneciendo en cuerpo y alma a una cofradía que ama, que venera, que muestra con orgullo. Desde el balcón de su casa se divisa el corro de Santa María, donde se ubica la capilla de los Pasos Grandes, esa capilla que todavía le produce un “tremendo escalofrío” a Nicolás Brezmes cuando abre sus puertas cada Viernes Santo y se produce el milagro de la salida de la Escalera, esa salida que tantas veces comandó -con orgullo, con respeto, con fe, con autoridad- siendo cadena de su paso, de nuestro paso.
– ¿Cuántos años lleva en la Hermandad y cuántas veces ha ocupado el puesto de cadena?
– Soy hermano del Descendimiento desde hace 52 años. Yo fui de la Piedad e, incluso, llegué a servir este paso en el año 1951, pero a los 21 me apunté al Descendimiento, que era realmente la hermandad que a mí me gustaba muchísimo. Es más, cuando entré en la Piedad, con 14 años, les dije: “yo cuando tenga 21 años me voy a la Escalera”. Fue mi cuñado Luis Gallego quien me apuntó, o mejor dicho, quien me presentó en el paso. Y la otra pregunta que me haces, pues más o menos he sido cadena unas 16 veces, de las cuales ocho años fueron consecutivos, sin descansar y el resto en años alternativos.
– ¿Cuál es la cualidad principal que debe tener un buen cadena?
– Lo primero y fundamental que imponga confianza en los 19 hermanos restantes que lo saquen, porque de lo contrario no te pueden llegar a respetar. Eso es lo verdaderamente importante y a mí afortunadamente siempre me han respetado mucho. Yo saqué la cadena con 23 años y había señores mucho más mayores y siempre me respetaron; desde el primer momento. Y después, muchos cadenas me han pedido que me pusiera a su lado para ir guiándolos, porque yo le digo a un palo que baje, aunque no esté en la cadena, y baja.
– ¿Ha cambiado mucho la procesión en los últimos años?
– Pues la verdad es que sí. Te puedo decir que nosotros cogíamos el paso en la Capilla y lo dejábamos en la plaza, tras un pequeño descanso volvíamos otra vez de nuevo hasta la Capilla. En fin, que no nos quitábamos en toda la procesión, porque no había relevos. Ahora no ocurre eso.
– ¿Había más unión en la hermandad?
– Sí. Se ha perdido mucha unión porque en los años 50 éramos 40 hermanos y ahora somos más de 200. Y ya no es esa hermandad en la que éramos amigos todos y no podíamos pasar por la calle delante de un hermano de La Escalera sin saludarle y ahora hay a muchos que ni conozco.
– ¿Y los cadenas de hoy son cómo los de ayer?
– No, no pueden ser iguales por una sencilla razón: ahora sacan el paso una vez y hasta dentro de seis o siete años no vuelven a sacarlo. Sin embargo, nosotros prácticamente sacábamos La Escalera todos los años y siempre los mismos, con lo cual nos conocíamos a la perfección. Además en aquella época nos obligaban a cargar, a no ser que llevaras un certificado médico si estabas enfermo.
– Cuándo sale el paso todo el mundo se arremolina en torno a él, hay muchas voces y todo el mundo habla al cadena ¿llega a oír algo?
– La verdad es que yo cuando sacaba el paso sólo hacía caso a Manuel Guerra, a los demás, a nadie, porque hay muchos que se ponen delante y te empiezan cada uno a decir una cosa y es mejor ni escucharlos.
– Siempre le he escuchado decir que usted sacaba mejor el paso con los oficinistas…
– Es verdad, siempre he dicho que mejor cargar al lado de los de ‘las oficinas’. Te voy a contar una anécdota: la primera vez que saqué el paso en un encerrado iba al lado de un hombre que en teoría era fuerte, porque era un cargador de trigo, de sacos… y cuando llegué a la cruz que hay detrás de la iglesia de Santa María dije: “yo no puedo con La Escalera”. Pero la cosa no acaba ahí: se me desmayó el palo, pero literalmente, se desmayó y yo noté alivio, así que imagínate como iba… Y yo siempre que fui con los de las oficinas, como digo yo, fui bien, porque lo daban todo.
– ¿Qué considera más importante a la hora de apuntarse a un paso?
– Lo más importante es tener ilusión por el paso, por la hermandad y también fe, sino es mejor no ser, sinceramente. El que se apunta a un paso por apuntarse, ese no tiene futuro. Y da igual que sea La Escalera, que la Dolorosa que cualquier otro paso. Sin ilusión por tu hermandad es mejor borrarse y ver la procesión desde fuera.
– ¿Cómo vivía usted los días previos al Viernes Santo cuándo sacaba el paso?
– Pues desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes santo dormía muy poco, porque continuamente estaba pensando en ese día, en que todo saliera bien.
– ¿Cuál es la labor del cadena una vez dentro de la Capilla?
– Pues lo primero preguntar a los hermanos si están conformes con sus puestos, después dar el oído a rezar, recoger las túnicas, pedir música y después a sacarlo si Dios quiere (risas).
– ¿Cómo definiría el ‘oído’?
– Pues como un golpe de atención a los otros 19 (lo explica gráficamente dando un golpe en el tablero y enseñando a los presentes cuál debe ser la postura de las manos y de los brazos durante la salida del paso).
– Cuándo entra en la capilla y mira a su paso ¿qué siente?
– Es muy difícil de explicar con palabras, siento un gran escalofrío por el cuerpo. Son muchas vivencias, muchos recuerdos, muchos sentimientos…